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De los préstamos suprime a los préstamos covenant lite

Todavía no nos estamos recuperando de la crisis financiera sucedida en 2007-2008 (y han pasado ya 10 años) cuando parece que se avecina otra tormenta financiera.

Y es que está sucediendo algo que nos remonta directamente a las “hipotecas subprime”, pero con otra versión ya conocida en la jerga financiera: los préstamos covenant lite. Esto es, el crédito a empresas europeas con baja solvencia se ha disparado. De hecho, ya supera en lo que va de año 2017 todo el crédito autorizado en todo el 2016.  Estos créditos son concedidos por entidades financieras y de crédito, sin requerir muchas veces garantías patrimoniales concretas.

¿Qué son los Covenant Lite Loan?

Es un tipo de préstamo usado normalmente por los fondos de Privat Equity, y que no deja de ser financiación pero con unas exigencias y condiciones mucho más reducidas o especiales que los préstamos tradicionales o que todos conocemos.

Los covenant Lite, por tanto, eliminan muchas de las protecciones que generalmente se le garantizan o se requieren a la hora de autorizar un préstamo; permitiendo así a empresas con elevados niveles de endeudamiento acumular todavía más deuda, sin apenas garantía de retorno y con muy buenas condiciones. Un uso muy común de los covenant Lite es para que las empresas repartan dividendos o paguen las fees con las que incrementar la rentabilidad de la inversión.

Así, si la empresa quiebra en un futuro, al fondo de capital riesgo ya se ha repartido la caja y los acreedores de la compañía deberán asumir la perdida.

En números de la agencia Moody’s, hasta abril de 2017 se han prestado 74.000 millones de dólares a empresas de solvencia reducida, y ello supone un 9% más que en todo el año pasado, que no alcanzó los 70.000.

El volumen de crédito disparado tiene un riesgo muy elevado: las garantías o avales de la operación.

Los mercados y entidades de crédito están aprovechando, desde mi punto de vista, de manera forzada, de la abundancia de liquidez en la que nadan los mercados recién salidos de la crisis y en pleno auge. Las inmejorables ayudas y rescates a nuestras entidades financieras europeas han servido para alimentar el hambre de los bancos de más y más. Y la rueda vuelve a girar, y allí donde había abundancia y riqueza, en un tiempo (más próximo de lo que a todos nos parece) será otra crisis económica, al menos, a nivel europeo. En palabras macroeconómicas: el ciclo de la economía.

Las entidades financieras aseguran haber aprendido la lección, haber fortalecido sus estructuras y mecanismos de autorización de financiación; pero sin embargo, otros puntos les delatan: la constante prórroga de la normativa MIFID II, por ejemplo.

El explosivo parece haberse encendido cuando las agencias de rating han señalado que el volumen de préstamos con más riesgo (los que se conceden a empresas con una calificación de solvencia por debajo del grado de inversión) se ha disparado, sobretodo en la región de Europa, Oriente Próximo y África (EMEA). Y el problema no solamente reside en la cuantía de endeudamiento sino a que ésta va aparejada normalmente a un coste inferior al normal. Ahora deberemos esperar que este explosivo no acabe estallando y retrocedamos a 10 años atrás con otra crisis financiera.