Conocíamos desde hacía tiempo ya, la voluntad de la Unión Europea, de crear un sistema bancario unificado (la unión bancaria) que compartiera criterios y normativa homogénea; y parece que lo tendremos aplicado antes de lo que se esperaba (si todo va bien).
La Unión Bancaria dentro del espacio europeo tiene como principal objetivo el que tanto ciudadanos como empresas puedan beneficiarse de una mayor integración financiera y crear así un sistema financiero, esperemos, más estable.
En palabras de la misma comisión, “La unión bancaria debe completarse para aprovechar todo su potencial a la hora de hacer la Unión Económica y Monetaria (UEM) más estable y resistente a los choques, limitando al mismo tiempo la necesidad de que el sector público comparta los riesgos. Esto es beneficioso para todo el mercado único”.
Lo que tenemos hasta ahora es una afanosa Hoja de Ruta que tiene como objetivo garantizar un acuerdo acerca de todos los elementos pendientes que tiene la esperada “Unión Bancaria”, sobre la base de los compromisos ya asumidos.
Ha sido el presidente Juncker quien reiteró que la Unión Bancaria solo funcionará si la reducción de riesgos y su reparto van de la mano. Claro ejemplo de esta iniciativa es el paquete global de modificaciones a la legislación bancaria que la Comisión Europea ha presentado y que insta ahora al Parlamento y a los mismos Estados miembros, a hacer sus respectivas alegaciones y avanzar con rapidez.
Entre las modificaciones que insta la Comisión Europea, está la de incluir medidas rápidas cara a un mecanismo común de protección presupuestaria de última instancia, al que se comprometieron los Estados miembros ya en 2013, a fin de garantizar la solidez del sistema y que el Fondo Único de Resolución disponga de recursos suficientes aun en caso de varias grandes resoluciones bancarias simultáneas.

El informe de los cinco presidentes de 2005 y el documento de reflexión sobre “la profundización de la Unión Económica y Monetaria (UEM)” ya resguardaban la realización de la Unión Bancaria para finales de 2019. NO obstante, en la carta de intenciones que sucedió al Discurso sobre el Estado de la Unión del Presidente Juncker se reclama la plena realización de todos los elementos de la unión bancaria para 2018.
Deberemos esperar ahora para ver como los Estados miembros van a asumir este nuevo reto (y a qué velocidad) teniendo en cuenta que la normativa MIFID, prorrogada hasta ya no más tardar este enero de 2018, no ha sido traspuesta aún por más de 28 países miembros.